A todos nos queda claro que hacer ejercicio es bueno para nosotros y genera efectos positivos, desde hacernos más rápidos y fuertes hasta mejorar nuestra composición corporal. Se trata de la mejor inversión de tiempo, dinero y esfuerzo que podemos hacer por nuestro bienestar. Pero, más allá de lo deportivo y lo estético, aquí te explicamos a detalle, y con sustento científico, exactamente qué es lo que puedes recibir a cambio de adoptar una vida activa en lo que se refiere a la salud.
El ejercicio mejora el desempeño de la corteza prefrontal del cerebro
Para un estudio de 2015, investigadores de New York University analizaron a 85 sujetos. Los dividieron en dos grupos. Uno de ellos realizaría ejercicio aeróbico y el otro sólo vería un video. Ambos grupos fueron sometidos a una serie de pruebas cognitivas antes y después de la intervención (ejercicio o video) en intervalos de 30 minutos. Las pruebas se enfocaron en aprendizaje verbal, retención visual y asociación oral. Encontraron que el ejercicio mejoró el funcionamiento de la corteza prefrontal durante un lapso de hasta 2 horas después de la actividad.
En pocas palabras: ciertas capacidades mentales mejoran después de hacer ejercicio.
El ejercicio mejora el humor
Para una reseña de la literatura existente respecto a este tema, investigadores estadounidenses recopilaron datos de 158 estudios que involucraron a 13 mil participantes. Encontraron que los sujetos exhibieron efectos positivos consistentes en el estado de ánimo (autorreportado) inmediatamente después de hacer ejercicio aeróbico. Este efecto se mantuvo durante por lo menos 30 minutos.
En pocas palabras: los sujetos que realizan entrenamiento aeróbico reportan sentirse de mejor humor al terminar.
El ejercicio reduce el estrés
Uno de los beneficios del ejercicio que son más preciados en estos tiempos es lo relacionado con su capacidad de hacernos más resistentes ante la presión del día a día.
En un estudio publicado en Journal of Behavioral Medicine, los científicos teorizan que los individuos que están en buena forma física podrían tener una respuesta más eficiente ante el estrés psicológico que aquellos que no lo están. El ejercicio, dicen, podría interferir con la respuesta normal del cuerpo ante situaciones de estrés. Esta reacción no parece depender de la dosis, de manera que los beneficios que se obtienen con una hora de actividad serían idénticos a los de dos.
Los investigadores, provenientes del Department of Health Studies de la University of Waterloo en Canadá, realizaron un experimento con 24 individuos que involucró sesiones de ciclismo y pruebas subsecuentes de estrés. Los hallazgos del estudio, dicen los autores, sugieren que el ejercicio puede atenuar la reactividad ante el estrés. Además, los efectos duran varias horas.
En pocas palabras: quienes realizan actividad física podrían ser menos sensibles al estrés.
El ejercicio incrementa la energía
La forma en que el cuerpo obtiene energía para sus procesos es mediante la alimentación, convirtiendo hidratos de carbono, grasas o proteínas en ATP, el combustible del cuerpo. El sustrato que utiliza depende, entre otras cosas, de la intensidad de la actividad. Por tanto, en términos estrictos el ejercicio no brinda energía en sí mismo, pero lo que sí hace es hacernos sentir más energéticos.
Es algo subjetivo, por supuesto, pero, según una reseña publicada en Fatigue: Biomedicine, Health & Behavior que incluyó 16 estudios distintos y 678 participantes, los sujetos afirmaron sentirse con más energía después de una sola sesión de ejercicio. La diferencia, respecto de quienes no hicieron ejercicio, es equivalente al consumo de 64 miligramos de cafeína, según calculan los científicos. El ejercicio debe ser de intensidad baja o moderada y debe durar por lo menos 20 minutos para que se presenten estos efectos.
En pocas palabras: una sesión de entrenamiento puede contribuir a que te sientas con más energía.
El ejercicio fortalece los huesos
La densidad ósea es clave para protegerte de las lesiones, particularmente cuanto más avanzada sea tu edad. Una forma de fortalecer los huesos, y con esto prevenir la osteoporosis, es realizar entrenamiento de fuerza. El cuerpo se adapta a las cargas y se vuelve más fuerte, tanto a nivel muscular como óseo.
Un estudio publicado en el Iranian Journal of Public Health analizó este tema en el contexto de la actividad física durante la adolescencia. Aquellas personas que hicieron ejercicio, tuvieron una masa ósea superior que sus contrapartes. Esto es una inversión a largo plazo. Por supuesto, no significa que si no eres un adolescente no verás estos beneficios. Cualquier momento es bueno para empezar. Incluso, y especialmente, las personas que tienen osteoporosis pueden ver beneficios.
En pocas palabras: someter al cuerpo a una carga o una resistencia lo obliga a adaptarse y una de esas adaptaciones es el fortalecimiento de los huesos.
El ejercicio puede mejorar tu memoria
Con el paso del tiempo, el hipocampo, el área del cerebro que se encarga del aprendizaje y la memoria visual, tiende a encogerse. Es una parte normal del envejecimiento. Lo que encontró un equipo de investigadores de la University of Pittsburgh es que esto puede revertirse mediante el entrenamiento físico.
Realizaron un experimento con 120 participantes. Aquellos que siguieron un programa que incluía ejercicio cardiovascular vieron un incremento de 2% en el volumen del hipocampo al concluir el estudio. Esto, afirman los expertos, “conduce a mejorías en la memoria espacial”.
El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. Una investigación posterior, realizada por investigadores canadienses y holandeses, y publicada en el British Journal of Sports Medicine, encontró un resultado similar. En este segundo estudio el incremento en el volumen del hipocampo fue de 4% en total.
En pocas palabras: mantenerte activo incide directamente en el volumen del cerebro. Esto contrarresta los efectos negativos del envejecimiento en la capacidad cognitiva.
El ejercicio previene enfermedades crónicas
Una baja capacidad cardiorrespiratoria está relacionada con factores de riesgo para condiciones como hipertensión y resistencia a la insulina. Esto puede conducir a enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, entre más de 30 padecimientos adicionales. Eso es lo que revela una reseña publicada en Physiological Reviews.
Un estudio descrito en esa reseña encontró que los hombres de 20 a 82 años de edad que pasaron de ser sedentarios a activos a lo largo de un periodo de 4.9 años, redujeron su riesgo de mortalidad en 44%. Se trata de un cambio drástico.
En pocas palabras: la inactividad es uno de los principales factores de riesgo para la mortalidad y algo que en la mayoría de los casos puede remediarse fácilmente.
Como puedes ver, en todo el artículo no tuvimos que hacer referencia a la posibilidad de revelar un six-pack o incrementar el tamaño de los bíceps para brindar argumentos convincentes sobre la importancia de hacer ejercicio. Sí, esas cosas también son agradables, pero si la vanidad o el deseo de mejorar tu rendimiento físico no son argumento suficiente para que te convenzas de dejar el sillón (y convenzas a la gente que quieres de que haga lo mismo), toma en cuenta el impacto que esto puede tener en la salud y la longevidad. No hay nada más importante que eso.