Emilio Arenas: “Si no es ahora, ¿cuándo?”

Este extraordinario atleta corrió 490 km en 115 horas en el desierto de Atacama. Esta es su historia.
Emilio Arenas

Uno de los temas que más nos interesan en este sitio es lo relativo a los límites del rendimiento humano. Sentimos una profunda admiración por aquellos personajes que mediante sus acciones modifican completamente nuestra percepción de lo que es posible lograr con nuestros cuerpos. Se trata de individuos como Sir Roger Bannister, Ross Edgley, Kilian Jornet o Dean Karnazes.

Hoy queremos presentarte a un atleta mexicano cuya historia resulta fascinante por partida doble. No sólo hizo algo absolutamente extraordinario en el sentido deportivo, sino que consiguió preparar su cuerpo y su mente para enfrentar este reto en un lapso muy breve.

Emilio Arenas en el desierto de Atacama
Este sitio inhóspito fue la sede del reto más reciente de Emilio Arenas: TSP Atacama en solitario. Foto: Chalo Films

Si le hubieras dicho hace cinco años que hoy figuraría en una lista que incluye nombres como los que citamos antes, probablemente no lo habría creído. Sin embargo, aquí está hoy. Emilio Arenas es la prueba de que cualquier momento es bueno para empezar y con suficiente disciplina cualquiera es capaz de modificar sus circunstancias por completo.

Una nueva afición

“Yo era una persona muy sedentaria”, nos cuenta Emilio vía Zoom a unas semanas de regresar del desierto de Atacama en Chile, el sitio de su más reciente reto: 490 km de carrera en cinco días. “Estaba enfocado en el trabajo y la vida social. Y justo en pandemia me da covid. Fui uno de los primeros casos y me asusté muchísimo”. Esa experiencia le hizo reflexionar sobre su estilo de vida y marcó un parteaguas para él: “Decía ‘si en este momento fuera una persona superdeportista o una persona más activa, quizá los síntomas hubieran sido más leves’. Fue como un wake up call”.

Lo que hizo entonces, como tantos otros, fue empezar a correr. “Era una actividad sencilla porque solamente me ponía unos tenis y me podía salir a correr a cualquier lado. Así fue como empecé. Corría 5 km tres veces a la semana y así fue subiendo. Empecé a correr solo y fue como un autodescubrimiento. Fue muy enriquecedor ir desbloqueando distancias, y así llegué a mi primer maratón”. 

Emilio Arenas, atleta PUMA
Emilio Arenas corrió el equivalente de 11 maratones en cinco días, una experiencia transformadora para él. Foto: Chalo Films

Hasta aquí, su historia es un reflejo de la de cientos de miles de personas más que tras hacer del running parte de su vida se sienten irremediablemente atraídas por el maratón, aunque en su caso, quizá fue algo precipitado: “Corrí Ciudad de México y me pareció durísimo. No fue como ‘primero voy a correr un medio maratón’, sino que directamente me fui de 5 y 10 kilómetros a 42. Acabando ese maratón, literalmente sentí que me iba a desmayar. Fue un esfuerzo extraordinario”.

Lejos de desanimarse por la dificultad de la experiencia, se enamoró aún más de esta disciplina y lo que trajo a su vida: “Me empezó a gustar mucho la persona en la que me estaba convirtiendo, mucho más disciplinada”. Como muchos otros, Emilio comenzó a palomear objetivos típicos de un amateur comprometido como un maratón debajo de 3 horas, pero también se sintió atraído por explorar lo que yace más allá de los 42.195 km.

El amor por la larga distancia

“Hay una carrera que se llama Sal a Valle. Normalmente, se hace en relevos y son aproximadamente 110 kilómetros. En 2024, invitaron a la primera generación de ‘solos’. Con mucho miedo, decido inscribirme. Al final, me fue superbién, gané el primer lugar, algo que nunca busqué y no esperaba, pero fue algo increíble. Me hizo despertar en el sentido de que me gustaba correr muchos kilómetros”.

Completar 110 km en una sola sesión no es cosa fácil, pero palidece en comparación con lo que vendría después. “Mi siguiente paso tenía que ser algo de este estilo, era lo que naturalmente sentía que seguía. Y así es como llegué a The Speed Project”. Si no tienes idea de qué es esto, va una breve descripción:

The Speed Project Atacama
Alejado de la civilización, Emilio Arenas descubrió sus límites. Foto: Chalo Films

Es un concepto tan simple como descabellado: correr, en equipo y a manera de relevos, desde el muelle de Santa Mónica, muy cerca de Los Ángeles, hasta el letrero que da la bienvenida a la ciudad de Las Vegas. Son, a menos que uno quiera experimentar con la ruta, 335 millas o, para quienes vivimos de este lado del Río Bravo, 540 kilómetros. Ah, y el punto no es sólo acabarlo, sino hacerlo tan rápido como sea posible.

Para leer más sobre TSP, haz click aquí.

“Ya había vivido TSP en modalidad de relevos. Quería regresar, pero sentía que volver a hacerlo en relevos no hubiera sido igual a hacerlo solo”. Emilio no sólo correría la totalidad de la ruta por su cuenta, sino que lo haría en un sitio bastante más retador que el tramo que separa a LA de LV: el desierto de Atacama. Es ahí donde Nils Arend y el equipo de TSP organizan cada año una carrera con el mismo formato que la estadounidense, pero con las complicaciones naturales de logística que brinda un paraje tan hostil.

“Y si no es ahora, ¿cuándo?”

Una diferencia importante respecto a TSP en EEUU es que hacer scouting previo al evento es inviable, de manera que hay que estar listo para improvisar. “Tuve la fortuna de ir con un amigo, Chalo. Él había ido el año anterior con un corredor solo, que es Rob Pérez, y ya tenía un poco de experiencia en esto. La complejidad es que cambiaron la ruta totalmente a como había sido el año anterior. Él más o menos iba viendo la ruta y encontraba algunos atajos en el camino y esa era una de mis cosas favoritas, pero también aprendí que los atajos siempre conllevan un riesgo.

Me pasó que en uno de los atajos, mi equipo me dijo ‘vas a llegar aquí’, pero vi que había otro atajo y decidí seguirme, pensé ‘más adelante los encuentro’, pero me metí en un cañón. Tenía dos alternativas: la primera era regresar todo lo que había avanzado y la otra era escalar. Eso hice y salí. Creo que es parte de la aventura y eso me emocionaba muchísimo”.

Corriendo durante la noche
El frío durante la noche es extremo en el desierto de Atacama, un sitio tan retador como hermoso. Foto: Chalo Films

Como sea que lo hagas, correr 500 km es extremadamente retador, pero además, hacerlo en un sitio como este trae complicaciones importantes. “A mí me afectó la altura, pero mucho más a mi equipo. Dos de ellos la pasaron fatal los primeros días, no dejaban de vomitar y fue el tercer día en donde yo empecé a tener un dolor en la pierna muy fuerte, en el talón. Todo esto sumado hizo que nos cuestionáramos si realmente debíamos seguir avanzando. Algo pasó dentro de mí que vi la posibilidad de que no se lograra y me enfoqué, pude correr de nuevo. Entré en un trance y pensé ‘estoy aquí, es el momento. Si no es ahora, ¿cuándo?’.

El mejor aliado

“Desde que empecé a correr maratones siempre me ha apoyado PUMA. En Sal a Valle logramos que me apoyaran con mi calzado y vistiendo a mi equipo. Yo me acerqué con ellos para plantearles esta idea y desde el momento uno me dijeron: ‘Estamos dentro y te apoyamos’”.

El equipo
Si los ForeverRun de PUMA fueron suficientemente buenos para Emilio Arenas en este reto, imagina lo que pueden hacer por ti. Foto: Chalo Films

Una de las preguntas que más le hacen a Emilio respecto a TSP tiene que ver con el calzado que eligió. “Llevaba dos tipos de tenis, los ForeverRun, que son para easy, como todoterreno, y que utilicé en todo mi ciclo de entrenamiento, y también llevé unos tenis de trail que son los Fast-Trac Nitro 3. Pensé que los iba a utilizar mucho pero sorprendentemente utilicé solamente los ForeverRun. Me ayudaron mucho porque lograron adaptarse a todo el terreno con mucha facilidad”. 

Evidentemente, la selección de prendas también fue clave y en este sentido también tomó ventaja de la tecnología de PUMA. “Para el día, normalmente utilizaba manga larga, a pesar de que hace muchísimo calor. Esto para protegerme del sol. También utilicé tights en todo momento. Era lo que se me hacía más cómodo y son el tipo de prenda que te ayuda a que te roces lo menos posible. A veces tenía que utilizar incluso rompevientos para poder tolerar el frío y el calor a la vez. Es una situación muy rara porque tienes calor y un minuto después tienes frío. Debes optimizar eso porque al final si te paras y te cambias de ropa y demás, pierdes tiempo. En la noche, el frío era extremo, entonces también utilizaba chamarras un poco más grandes de la colección Seasons”.

El futuro

“¿Qué sigue para ti?”. “Lo que sé es que quiero seguir haciendo este tipo de cosas”, cuenta Emilio. “Me gusta mucho el ultra y aunque en este preciso momento no sé qué siga para mí, estoy seguro de que será algo similar o quizá más grande. Estoy muy interesado en seguir explorando este camino, explorándome a mí, demostrándome mis límites y, si se puede, seguir inspirando a la gente de una u otra forma”.

Sus consejos

  • 1. Ten un propósito
    “Sea cual sea. Hacer un sub-3 es un propósito o acabar una distancia enorme. Es muy importante siempre tener un propósito para que cuando la empieces a pasar mal y realmente sea tu punto de quiebre recuerdes por qué empezaste”.
  • 2. Adáptate e improvisa
    “Aprendí que por más que planees las cosas, todo sale de manera inesperada y tienes que aprender a vivir con eso y fluir. Esto no solamente en ultramaratones, incluso en una carrera de 5K algo puede salir mal, entonces tienes que estar preparado para eso”.
  • 3. Busca las oportunidades
    “Llegar lo más rápido posible no sólo significa correr a mayor velocidad. Hay otros factores que pueden hacerte llegar más rápido: el que se mantenga activo más tiempo, el que duerma menos. Esto te hace avanzar más rápido porque aprovechas que otras personas están descansando. También tomar atajos y ser más inteligente. Hay que buscar estas oportunidades”.

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