Basta una mirada rápida a las redes sociales para notar que las personas con cuerpos musculosos y definidos se cuentan en los cientos de miles. Hay una multitud de hombres y mujeres allá afuera con físicos dignos de portada de revista. Además, muchos de ellos son capaces de extraordinarias hazañas de fuerza o resistencia.
El problema es que si bien algunos tienen información valiosa que compartir, hay otros tantos que, una vez que adquieren cierta notoriedad, comienzan a sentirse superiores al resto y se olvidan de lo que se siente ser un principiante. Como consecuencia, a pesar de que dicen querer ayudar a los demás a iniciar su vida fit, son incapaces de ponerse en los zapatos de aquellos que depositan su confianza en ellos y les brindan recomendaciones que resultan inefectivas o los ponen en riesgo.
En WRP queremos ayudarte a identificar a las figuras a las que vale la pena escuchar, no sólo por su capacidad y experiencia, sino por su disposición para entender las dificultades que enfrenta cada uno de sus clientes. Una de estas personas es Luis Guerra.
Los años de aprendizaje
Si eres seguidor de Luis probablemente sabes que tiene una forma física envidiable. Sin embargo, como repetimos aquí con frecuencia, eso no sucede de la noche a la mañana y a él le tomó mucho tiempo de experimentación y aprendizaje construir ese cuerpo.
“Empecé muy joven, a los 13”, cuenta. “Mi hermano tenía problemas de bullying en la escuela porque estaba pasado de peso. Se puso a dieta, adelgazó muchísimo y luego se quiso meter al gimnasio. Mi mamá, que era super estricta, me dijo que tenía que acompañarlo, así que íbamos los dos juntos”.
Luis empezó a ver cambios en su cuerpo de inmediato. “Yo me desarrollaba mucho más fácil y le agarré la onda. Entrenaba 40 minutos y ya. Él entrenaba dos o tres horas”. Conforme pasó el tiempo y continuó mejorando su físico, descubrió que existían competencias de culturismo. “Pensé ‘igual y algún día’”. Pasaron varios años hasta que, por insistencia de otras personas, eventualmente accedió a competir.
Hoy en día, prepararse para una competencia podría parecer un proceso simple (aunque no por eso sencillo): encuentras la rutina y la dieta adecuadas y trabajas duro durante varios meses para estar en la mejor forma posible. Sin embargo, como explica Luis, en esos tiempos era difícil encontrar información valiosa. “La gente era muy envidiosa de los conocimientos, no te pasaban nada de información. Nos compramos el libro de Arnold, un libro gigantesco, y ahí más o menos hacíamos una parte de lo que él decía que hacía”.
A pesar de estas dificultades, eventualmente llegó la fecha indicada y Luis demostró su talento: “Finalmente compito en Musclemania y ahí gano la primera competencia. Estaba mejor preparado que los demás”.
En su momento, Luis no lo sabía, pero estas experiencias (acompañar a su hermano a entrenar, luchar para encontrar información útil y posteriormente ganar en Musclemania) resultarían esenciales para que años después pudiera ayudar a otras personas a iniciarse en la vida fit y alcanzar sus objetivos.
Nuevos proyectos
Luis trabajó durante varios años en ESPN y uno de los proyectos que emprendió consistió en producir videos de fitness para el canal. Al mismo tiempo, trabajó como modelo. Tenía la intención de crear una aplicación enfocada en entrenamiento pero las circunstancias en ese momento no eran las adecuadas: “En esos tiempos era imposible, costaba uno o dos millones de pesos hacer una app de fitness. Me metí a programar desde cero pero el proyecto se quedó en stand by”.
Para estas alturas, Luis ya contaba con años de experiencia en el entrenamiento, pero lejos de conformarse con lo que sabía, decidió aprender cada vez más, con el objetivo de mejorar no sólo su propio cuerpo, sino el de aquellos que acudían a él en busca de asesoría.
“Cuando competí, mi cuerpo no era funcional. Estéticamente lucía muy musculoso pero no podía correr un 10K y mucho menos un 20K, así que empecé a cambiar la metodología para poder correr, además de levantar pesas, brincar y muchas cosas más. Fue un proceso como de dos años para acostumbrar al cuerpo”. Lo aprendido durante esta etapa, respaldado por sus diplomados y certificaciones, es lo que comenzó a compartir con sus clientes.
“Me metí más al tema de la producción y a generar contenidos con otras personas como doctores y nutriólogas. Empezamos a hacer programas de entrenamiento para mujeres con síndrome de ovario poliquístico, por ejemplo. Era mucho más orientado a mujeres”. ¿Qué tiene que ver un fisiculturista con el síndrome de ovario poliquístico?, te preguntarás. En primera instancia parece que nada, pero esta experiencia le permitió a Luis ponerse en los zapatos de personas que necesitaban entrenar pero se encontraban en condiciones muy distintas a las suyas.
Nace GFit
Una década después de que tuvo la idea de lanzar su plataforma, finalmente lo hizo. Este proyecto, llamado GFIT, es el fruto de años de experiencia y aprendizaje y está disponible actualmente en web. De acuerdo con Luis, en algunas semanas podrá descargarse también para iOS y Android.
“Cuenta con diferentes planes de entrenamiento”, explica. El más importante es el que llama TOB FIT. “Está avalado por un doctor (Dr. Manuel García Garza) y consiste en entrenamientos de tres fases para personas que nunca han hecho ejercicio o que recientemente se han sometido a una cirugía bariátrica”.
El nombre proviene de las siglas de “tu opción bariátrica”. Al respecto, Luis afirma que es uno de los proyectos que más le gustan porque no existen más opciones allá afuera enfocadas en estas personas. “No tengo la certeza de que sea el primer programa enfocado en pacientes de cirugía bariátrica, pero yo nunca lo había visto”.
“Es un tema muy duro psicológicamente y tienes que tener mucha paciencia y mucha empatía, aunque tú no hayas pasado por ese problema. En la primera fase el entrenamiento es sólo un poco de cardio. Después ejercicios con tu propio peso, pero son movimientos muy suaves, de bajo impacto con muy pocas repeticiones. En la tercera fase, una vez que están adaptados, se realizan esos ejercicios y más pero ya con resistencia. Hay una cuarta fase en la que empieza a haber impacto pero depende de cada paciente”.
Un elemento que distingue a GFIT de las incontables opciones que hay allá afuera es la importancia que le da Luis a la interacción con sus clientes. “El contacto con la persona es una parte muy importante. Necesitas darle ese valor a la gente. Creo que ese es un gran valor agregado de la plataforma, que puedas platicar con el coach, porque tienes tu confianza depositada en esa persona”.
El objetivo: hacer una diferencia
En WRP nos sentimos muy identificados con Luis y su manera de hacer las cosas, no sólo porque hablamos el mismo idioma, sino por nuestro interés en aprender constantemente y trasladar ese conocimiento a los demás. Nosotros nos consideramos contadores de historias y Luis es un maestro de la transformación corporal, pero tenemos una cosa clara: nunca debemos parar de aprender. El momento en que crees que lo sabes todo es justamente cuando empiezas a quedarte atrás.
A diferencia de lo que vivió cuando se preparaba para competir en Musclemania, Luis no sólo no es celoso con lo que sabe, sino que busca que sus conocimientos ayuden a tantas personas como sea posible. La idea es que sus clientes no tengan que recorrer el largo camino que transitó él, sino que comiencen a aplicar lo que en verdad funciona desde el día uno.
“Mucha gente me pregunta ‘¿Cuánto tiempo te tardas en tener un cuerpo como el tuyo?’. Yo me tardé muchos años porque no tenía la información. En un principio no tenía la nutrición correcta y mis entrenamientos eran con pesos excesivos y sin control, pero ahora sé que si realizas entrenamientos inteligentes, estructurados y con más información, puedes entrenar un poco menos y de forma más eficiente”.
Si estás buscando la asesoría de alguien para alcanzar tus objetivos en lo que se refiere a mejorar tu forma física y condición, quieres a alguien que no sólo haya vivido justamente eso, sino que constantemente se esté actualizando, que esté siempre dispuesto a escuchar y resolver tus dudas y, sobre todo, que tenga la disposición de ponerse en tus zapatos. Ese es Luis Guerra.