Por primera vez desde 1948, el mundo ha tenido que esperar más de cuatro años para presenciar una nueva edición de los Juegos Olímpicos. La pandemia de coronavirus impidió la realización de este evento en las fechas que se tenían previstas y el Comité Olímpico Internacional tomó la decisión de posponer el arranque de esta justa hasta 2021.
Para los millones de personas que ya tenían sus boletos para este evento, y los miles de millones de fanáticos que planeaban verlo por televisión, esto ha resultado decepcionante. Sin embargo, esta sensación no se compara con lo que han experimentado los poco más de 11 mil atletas que ya habían conseguido su clasificación o estaban cerca de lograrlo. Estos deportistas han tenido que adaptar su entrenamiento no sólo a una nueva fecha, sino a condiciones muy distintas a las acostumbradas.
En este contexto platicamos con Nuria Diosdado, nadadora artística mexicana quien obtuvo su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, junto con su compañera Joana Jiménez, desde el mes de julio de 2019. Esta atleta, una de las más reconocidas de la delegación mexicana por su talento y experiencia, nos habló sobre su preparación en tiempos de pandemia y el rol que desempeña al interior de la selección mexicana de natación artística.
El aplazamiento de los Juegos Olímpicos
“Cuando la noticia fue oficial fue un golpe muy fuerte para mí”, relata Nuria, quien a principios del año todavía albergaba la esperanza de que los Juegos se celebraran en 2020. “No esperaba que fueran a moverlos por tanto tiempo. Ese día recuerdo no querer hablar con nadie. Mi teléfono sonaba y no contestaba. Fue una lluvia de emociones por los planes y todo lo que tenía preparado para después”.
El aplazamiento de un evento podrá parecer una cuestión simple, sin embargo, es importante tomar en cuenta que los atletas y sus entrenadores trabajan a partir de objetivos bien definidos. “En el pizarrón tienes tus entrenamientos, horarios y metas. Incluso en mi celular tengo grabadas alarmas diciendo ‘hoy compites, ¡échale ganas!’”, cuenta esta atleta, oriunda de Guadalajara.
A este cambio hay que añadir las dificultades para reunir a todas las integrantes de la selección, tomando en cuenta las restricciones producto de la pandemia. “No sabemos cuándo volveremos, todo depende de cuándo se abra el centro de alto rendimiento nacional en México. Como nuestra disciplina es de conjunto y somos 12 o 14 niñas que tenemos que estar juntas, sumando al cuerpo técnico, no tenemos claro todavía cuándo será”.
Adaptándose al cambio
Nuria asegura que añora el momento en que pueda reunirse con sus compañeras, pero durante los últimos seis meses se ha enfocado de lleno en la preparación física. “He tratado de nadar todos los días por lo menos una o dos horas, que para lo que yo nado normalmente es nada (suele nadar cinco), pero más enfocada en el fortalecimiento”.
En cuanto al aspecto emocional, asegura que se ha apoyado en Joana, y viceversa. “Ella vino a trabajar conmigo a Guadalajara. Yo tenía las facilidades de trabajar en gimnasio y alberca, algo que ella no tenía en México, así que vino y empezamos la temporada. Al estar juntas esos días pudimos experimentar como dueto esta cancelación y apoyarnos una a la otra. Hicimos una comida para darle un sentido a lo que pudo ser y no fue pero será el próximo año”.
La líder del equipo
Nuria llegó a la selección mexicana de la especialidad con sólo 15 años y sabía que en ese momento lo que le tocaba era aprender de sus compañeras. “Trataba de ser lo más receptiva posible de todo lo que me dijeran. Al estar con niñas mayores que yo pensaba ‘¡Wow, quiero aprenderles todo!’”.
El día de hoy es una referente para las atletas en general y un ejemplo para quienes apenas comienzan en la natación artística. “Creo que soy una persona completamente diferente ahora que llevo ocho o nueve años como la cabeza del equipo, me siento mucho más estable”, explica. “El apodo que me tienen es ‘mamá’. Creo que esto, además de que soy mayor, es porque sienten confianza de pedirme consejos”.
Aunque hay una diferencia considerable de edad entre Nuria y las recién llegadas a la selección, su relación es muy cercana. “Trato de cuidarlas mucho. Ahora que no nos hemos podido ver intento estar ahí para ellas. No se trata de hostigar pero si veo que alguna la está pasando mal la llamo o le mando un mensaje. Es cuestión de estar siempre al pendiente”.
Nuria sabe que no sólo es un ejemplo en términos de ejecución de los movimientos, sino de la entereza con que afronta la presión y las dificultades. “He aprendido que debo tener estabilidad para que el equipo esté bien porque cuando yo me descontrolo lo mismo ocurre con el equipo. Si un día yo llego triste o negativa bajo el ánimo del equipo”.
Cómo lidiar con la presión
A pesar de que sus compañeras pueden contar con ella en todo momento, Nuria sabe que es importante que cada persona trabaje en lo individual para aprender a controlar los nervios durante una competencia. “Lo tienes que vivir para aprender”, dice quien ha asistido a dos justas olímpicas y conoce el sentimiento de presentarse ante las mejores del mundo.
“No hay un libro que yo pueda recomendarles a los atletas y decirles ‘léelo previo a los Juegos y vas a llegar al 100’. Es algo que tienes que experimentar. Recuerdo que en mis primeros Juegos Olímpicos me temblaba todo el cuerpo. Nunca me había pasado. Pero una vez que me metí al agua todo se olvidó. En ese momento dices ‘estoy en mi medio, puedo disfrutarlo’, pero los segundos previos son terribles”.
“He encontrado (…) palabras que se llaman anclajes. Durante la rutina las voy diciendo y eso me hace recordar que voy bien. Son ciertas frases de las que saco fuerza”.
Nuria Diosdado explica cómo hace para lidiar con la presión.
Una de las estrategias que emplea para mantenerse enfocada en momentos de mucha presión tiene que ver con afirmaciones positivas y es algo que todos podemos poner en práctica sin importar cuál sea nuestra disciplina o profesión. “He encontrado, en conjunto con mi psicóloga, palabras que se llaman anclajes. Durante la rutina las voy diciendo y eso me hace recordar que voy bien. Son ciertas frases de las que saco fuerza”.
En una disciplina de apreciación, como es el caso de la natación artística, dudar aunque sea por un momento puede tener graves consecuencias. “Yo creo que hay que salir a competir con la confianza de que lo has hecho cien veces o más y que lo único que tienes que hacer es tratar de hacerlo lo mejor posible y disfrutarlo. Aplica para todos, incluso en un trabajo normal o un examen: si dudas de ti mismo y no te sientes seguro de lo que vas a hacer el cerebro te traiciona”.
El lado positivo de las cosas
Con el paso del tiempo, Nuria ha decidido enfocarse en los aspectos positivos de la decisión de aplazar los juegos, el más importante de los cuales es preservar la salud de los atletas: “Hoy veo muchas cosas buenas. Entiendo que es por un bien mayor y si no podían realizarse ahora era por una cuestión de salud mundial”.
También le ha brindado la oportunidad de plantearse objetivos fuera de la alberca. “Gracias a la pandemia inicié una nueva maestría (ya tiene una maestría en mercadotecnia). Yo soy una persona de metas y pensé que si no son Juegos Olímpicos quiero empezar esta maestría en consultoría en imagen pública. Es algo en lo que me gustaría enfocarme dentro del deporte y acercar a las marcas a los atletas”.
Sin importar que hayamos tenido que esperar cinco años para que vuelva la acción de los Juegos Oímpicos estamos seguros de dos cosas: los disfrutaremos al máximo y Nuria Diosdado dará una exhibición más de talento y liderazgo en el máximo escenario del deporte mundial.
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Fotógrafo: José Luis Beneyto
Asistente de fotografía: Christian Piña