No fuerte como yo; fuerte como tú: una carta a mi bebé
Por Annie Thorisdottir
Publicado originalmente en Morning Chalk Up.
Querida Freyja:
Un par de semanas después de que naciste, estaba sentada en el sillón con tu padre viendo la televisión y de pronto tuve un colapso nervioso.
Me sentí abrumada por mis emociones. Eras tan pequeña y tan dependiente de mí, y pensar en cómo podría protegerte de este mundo me hizo sentir pánico. Comencé a pensar en el día que tendría que dejarte en el kínder durante algunas horas. La idea me aterrorizaba.
“Nunca te dejaré. Voy a protegerte de este mundo loco”, pensaba mientras las lágrimas corrían por mis mejillas.
Dicen que no conoces el amor sino hasta que nace tu hijo. Tienen algo de razón, Freyja.
Creo que es un sentimiento que sólo una madre puede comprender, así que quizá no tendrá sentido para ti hasta que seas mamá también, pero todo cambió en el momento en que llegaste al mundo. En el segundo en que estuviste en mis brazos sentí algo que nunca había experimentado antes. De pronto, lo único que me importaba era protegerte. Sabía que moriría antes de dejar que algo te sucediera. Y, aunque ha sido una montaña rusa de emociones –perdí tanta sangre que no podía levantarme sola y no dormí durante cinco días consecutivos cuando naciste–, tenerte me ha brindado la mayor felicidad de mi vida.
Después de ese loco episodio con tu papá en el sillón, tuvimos una larga discusión sobre cómo queríamos criarte. Y me di cuenta de que no quiero ser una mamá sobreprotectora porque quiero que puedas labrar tu propio camino y vivir tu propia vida, de manera que puedas volverte amorosa y fuerte.
“Nunca te dejaré. Voy a protegerte de este mundo loco”, pensaba mientras las lágrimas corrían por mis mejillas.
No fuerte como yo, sino fuerte como tú.
Y también inteligente, generosa y determinada (pero no mandona), independiente (pero capaz de seguir instrucciones) y dispuesta a decir lo que piensas. A encontrar el amor, crear recuerdos con las personas más cercanas a ti y experiementar la VIDA, justo como lo he hecho yo, pero en tus términos.
Esto es en realidad todo lo que quiero para ti: que te conviertas en la mejor versión de ti misma, quienquiera que sea esa persona.
Quizá no te des cuenta de esto hasta que seas un poco más grande, pero eres muy afortunada por crecer en Islandia. Aquí, como niña y como mujer, literalmente no hay nada que no puedas hacer. No todo el mundo tiene la fortuna de crecer en un país como Islandia (o con padres que te apoyen como los que tuve yo y los que tienes tú).
Quizá esto signifique que te convertirás en doctora o maestra, o quizá seas como yo y cuando crezcas tendrás un abdomen marcado que puedas ver a través de tu camiseta y que te haga sentir orgullosa, porque será el resultado de tu trabajo duro.
No todos los países y culturas son así. Incluso cuando llegué por primera vez a Estados Unidos para competir en los CrossFit Games, las personas comenzaron a preguntar sobre mis músculos. Y sobre lo que pensaban los hombres sobre el hecho de que los tuviera.
“¿Qué quieren decir? No tienen nada de malo. No hay nada raro con ellos”. ¿¡Por qué alguien pensaría que una mujer no debería tener un six-pack!? ¿Por qué era tan raro que fuera una mujer de 19 años con músculos?
A pesar de que tienes mucha suerte de vivir en Islandia, la vida no siempre será sencilla. Esa también es parte de su belleza. Te enfrentarás a algunos retos. Habrá ocasiones en las que te sientas triste o asustada. Y quiero que sepas que, sin importar con qué estés luchando –ya sea que alguien te haya roto el corazón o te sientas nerviosa por algo– puedes acudir conmigo. Algunas veces serán grandes retos, y otras cosas pequeñas y bobas como que alguien te diga que tienes pelo de zanahoria. Y, al igual que hizo mi mamá conmigo, te recordaré que es pelo de oro. Y eso te hará sentir mejor.
Algunas veces, tu miedo podría venir del temor a fallar.
Freyja, más vale que aprendas esto ahora: vas a cometer errores y vas a fallar, especialmente si te esfuerzas y te pones a prueba a ti misma. Y, probablemente, esas serán las ocasiones en las que más aprendas. Esos serán los momentos en los que te volverás aún más fuerte. Y yo estaré a tu lado a través de todo, para ayudarte a superarlo, para reír contigo e impulsarte a que lo intentes de nuevo.
Simplemente quiero que te vuelvas fuerte, Freyja. No fuerte como yo, sino fuerte como tú.
Esto es muy importante: sólo tenemos un cuerpo y es importante tratarlo con respeto. Cuando hagas eso, tu cuerpo será perfecto, justo de la forma en que se supone que debe ser. Simplemente quiero que crezcas y te vuelvas fuerte. No fuerte como yo, sino fuerte como tú.
Quizá en algún punto, practicarás algún deporte muy difícil como la gimnasia. Quizá sientas presión para ser tan pequeña como sea posible porque tus entrenadores te dirán que eso te hará una mejor gimnasta. Quizá las otras niñas comenzarán a comer menos para quedarse pequeñas, limitándose a comer sólo un pedazo de pizza en una fiesta.
No pongas atención a eso, Freyja. Escucha lo que necesita tu cuerpo. Si haces eso, no podrás equivocarte.
Esto es muy importante: sólo tenemos un cuerpo y es importante tratarlo con respeto. Cuando hagas eso, tu cuerpo será perfecto, justo de la forma en que se supone que debe ser.
Simplemente quiero que crezcas y te vuelvas fuerte. No fuerte como yo, sino fuerte como tú.
Pero si eres como yo, eso probablemente significa que cuando seas joven tendrás problemas para recordar que debes comer suficiente para darle combustible a tu cuerpo durante los largos días de entrenamiento, y quizá deba hacer lo que mi mamá hizo por mí: prepararte un smoothie de helado y proteína en polvo antes de que te vayas a dormir para que tu cuerpo reciba esas importantes calorías.
También es posible que no te interesen ni la gimnasia ni el CrossFit –pero por lo menos probarás con diferentes deportes, porque es así como averiguarás qué te apasiona– y eso está bien también. No importa en qué te conviertas, Freyja, siempre y cuando encuentres algo que te apasione. Y cuando lo hagas, podrías comenzar a sentir esa presión o temor al fracaso de nuevo. Cuando eso suceda, recuerda que el miedo, los nervios y la presión son un privilegio –eso es lo que mi padre siempre me decía– porque demuestran que hay algo que te importa.
Pasión y fuerza. Esas son las cualidades que te llevarán hacia adelante en esta vida.
Y cuando te vuelvas una niña y mujer fuerte y apasionada, recuerda ser siempre de mente abierta y empática con los demás. Cada persona, incluso si parece muy distinta a ti, tiene una historia. Siempre hay una razón por la que las personas toman las decisiones que toman. Así que antes de juzgar, intenta comprender lo que piensan. Tu mundo será un mucho mejor lugar para vivir si haces eso.
Annie Thorisdottir publicó esta carta originalmente en Morning Chalk Up.
Annie Thorisdottir es dos veces ganadora de los CrossFit Games, fue la primera mujer en ganar dos ediciones consecutivas (2011 y 2012).