Una de las características que definen al ser humano es su capacidad de aprendizaje y adaptación. Al nacer, todos tenemos un potencial prácticamente ilimitado y lo que determina en qué disciplinas o tareas tendremos éxito es primordialmente en qué decidimos enfocarnos.
¿Existe el talento natural? Por supuesto, pero lo cierto es que esa es sólo una parte de la ecuación que te conduce al dominio de una disciplina, el elemento más relevante es la constancia. Esto se vuelve evidente al observar a los atletas de más alto nivel en su elemento. Han pasado tantas horas enfocados de lleno en su deporte que para el momento en que alcanzan el alto rendimiento son capaces de realizar los movimientos propios de su disciplina de forma casi inconsciente. Eso es lo que viene a mi mente al observar a Jahir Ocampo en una fosa de clavados.
Un compromiso de por vida
Jahir Ocampo comenzó con este deporte cuando tenía sólo cinco años y, si bien mostró aptitudes de inmediato (cuenta que en su primer día de práctica se lanzó desde el trampolín de tres metros y salió nadando), tuvo que trabajar muy duro día con día durante muchos años para llegar a donde está hoy.
Ese lugar es la plataforma de clavados en las instalaciones de la alberca olímpica Francisco Márquez en Ciudad de México. Es en este sitio donde Jahir ha comenzado a prepararse de cara a la Copa del Mundo de la especialidad que tendrá lugar en Tokio en el mes de febrero. En ese evento, Jahir buscará el pase a los Juegos Olímpicos del año próximo.
La preparación
Como nos ocurrió a todos, la pandemia de coronavirus le puso pausa a su entrenamiento regular y lo obligó a adaptarse. Durante meses estuvo preparándose desde casa pero ya está de vuelta tanto en el gimnasio como la alberca, listo para el reto que viene.
En primer lugar platicamos sobre la forma en que está estructurado su entrenamiento. “Lunes, miércoles y viernes dedico el entrenamiento a piernas y abdomen”, explica. “El tren superior lo trabajo martes y jueves. Sábados trabajo mucha técnica de clavados, es algo más específico con mortales”.
Después de una semana tan demandante nadie lo culparía por no querer levantarse del sillón cada domingo, pero él se mantiene activo. “No me puedo estar quieto así que el domingo es descanso activo. Trato de jugar tenis. En todo el tiempo de la pandemia entrené más tenis que clavados así que ya me gustó”.
Cada día de entrenamiento de lunes a viernes está dividido en dos partes: la física en gimnasio y la técnica en alberca. El objetivo de su preparación es trasladar la fuerza que obtiene haciendo pesas y ejercicios funcionales a la plataforma. “Normalmente en un entrenamiento son de 120 a 150 clavados diarios en alberca. A esto hay que sumar las repeticiones que se hacen para caer en esponjas o colchonetas. A fin de cuentas son 250 a 300 saltos diarios”.
Los sacrificios
“El alto rendimiento para mí no es salud”, dice. Esa declaración podrá sorprender a muchos, dado que se suele asociar, con razón, al deporte con la salud. Pero hay que tener en mente que la forma en que Jahir aborda la actividad física es muy distinta a la de la persona promedio que acude a un gimnasio. “A ese nivel a veces te tienes que exigir a pesar de tener una lesión. Es siempre ir por más. Llegas a un nivel y quieres alcanzar el siguiente. Cargas cada vez más peso o haces más repeticiones que antes. Eso es en lo que me estoy enfocando ahora”.
Otra diferencia respecto a quienes practican el deporte de forma recreativa es que Jahir debe mantener una composición corporal que le permita desempeñarse de forma óptima, no es una cuestión de estética, sino de rendimiento. “Ahorita estoy en 80 kilogramos con 50 a 52% de masa muscular y alrededor de 9% de grasa”, cuenta. “En competencia pierdo un poco de peso, me mantengo en 79 kilos, y llego a estar en 5% de grasa”. Mantener tal forma física requiere de mucho esfuerzo, tanto en el entrenamiento físico como en la nutrición, pero cuando la gloria olímpica está en juego no se puede descuidar ningún factor, por pequeño que sea.
El combustible
Algo que llama la atención sobre el estilo de vida de Jahir es su alimentación. “Hace un año adopté una alimentación a base de plantas porque quería mejorar aún más mi rendimiento físico y composición corporal para llegar a Tokio 2020”, relata. “En marzo de este año tuve mi última competencia. Ahí me fue de maravilla, es la mejor forma física que he tenido y fue por la alimentación a base de plantas”.
Existe la idea de que no se puede mantener la masa muscular en ausencia de proteínas animales, pero Jahir es la prueba de que no sólo es posible, sino que la alimentación a base de plantas incluso puede brindar la energía necesaria para entrenar al más alto nivel. Eso, por supuesto, no significa que sea ideal para todo el mundo. “Es algo que a mí me beneficia”, explica. “Mis exámenes médicos son perfectos y tengo especialistas en este tema que me ayudan con esto”.
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¿De dónde obtiene sus proteínas? “Todos los macronutrientes los puedes obtener de las plantas, incluida la proteína. Los chícharos, garbanzos, jitomates, quinoa, chía, espinacas y tofu la tienen. Otro ejemplo es la combinación de frijoles con arroz que crea una proteína completa. Hay infinidad de granos y semillas que te complementan”.
Trabajo en equipo
Jahir ha demostrado una gran capacidad tanto para las pruebas individuales como los saltos sincronizados. Sobre este última modalidad explica que después de tantos años de trabajo le resulta fácil acoplarse a sus compañeros, ya sea Rommel Pacheco o Carolina Mendoza.
“Rommel y yo tenemos mucha experiencia. Ya estamos grandes y sabemos lo que tenemos que hacer así que cada uno se enfoca en su preparación física. Ya en los clavados sabemos lo que va a hacer el otro, así que simplemente hay detalles técnicos que hay que cuidar dependiendo de lo que nos diga la entrenadora”.
Aquí puedes ver a Jahir Ocampo y Rommel Pacheco durante la prueba de sincronizados en trampolín de tres metros en la Copa Mundial de Clavados en Wuhan, China, evento en el que se hicieron de la medalla de bronce:
Algo que salta a la vista de inmediato al verlos juntos es la diferencia física ya que Jahir es más alto y cuenta con más masa muscular. “Tenemos cuerpos muy diferentes. Yo trato de hacer los movimientos que hace Rommel y él los míos. En su caso busca mayor amplitud y yo los trato de recortar un poquito, haciéndolos más rápidos sin tanta altura”.
Algo similar ocurre cuando le toca competir al lado de Carolina Mendoza. “Pasa lo mismo con ella. Ahí yo tengo que bajar el ritmo e intentar hacer los movimientos que hace ella como si fuera un espejo”, afirma. Cada atleta debe tener confianza plena en las capacidades y el enfoque del otro y esta complicidad es evidente al verlos entrenar y competir juntos.
La mente
Algo en lo que coinciden todos los atletas que compiten al más alto nivel es la importancia que tiene el aspecto mental. Podrás tener el cuerpo idóneo para tu disciplina y haber practicado todos los movimientos hasta el cansancio, pero si no eres capaz de mantenerte enfocado y en calma durante el momento definitorio los nervios podrían traicionarte. “La visualización es todo”, asegura Jahir. “Lo que tienes en la cabeza se manifiesta casi en un 90%, ya sea positivo o negativo. A veces incluso tienes que decirte mentiras positivas que generen una realidad a futuro.
Cuando hablamos con Nuria Diosdado, otra atleta olímpica, nos dijo algo muy similar: “He encontrado palabras que se llaman anclajes. Durante la rutina las voy diciendo y eso me hace recordar que voy bien”. ¿Lo que puedes aprender de estos dos deportistas, quienes saben lo que es competir en el máximo escenario? La importancia de las afirmaciones positivas.
El futuro
Volviendo a lo que mencionábamos al comienzo, sobre el potencial que tenemos todos para lograr lo que nos proponemos si somos constantes, Jahir busca dejar su huella en la juventud mexicana. “Quiero poner una escuela de clavados, gimnasia y natación”, me cuenta ilusionado. “La idea es que el niño pueda llegar y probar diferentes deportes pero que cuando empiece uno formarle una disciplina universal, que tenga psicólogos, nutricionistas, entrenadores, recuperación muscular con fisioterapia… es algo que no existe y eso es lo que quiero formar”.
La práctica deportiva durante la infancia y la adolescencia es clave para el desarrollo personal, independientemente de si se vuelve una profesión o no. Jahir lo tiene muy claro. “El deporte te abre el panorama y muchas puertas. A un niño que hace deporte se le facilita todo lo demás en su vida diaria. Te da seguridad. Competir te forja un carácter más fuerte. Te prepara mejor para cualquier cosa en la vida”.
Pero antes de todo eso está enfocado en Tokio, tanto en la Copa del Mundo como en los Juegos Olímpicos. Ha sido un proceso diferente de preparación al de años previos pero se le ve fuerte y confiado. Estamos seguros de que en unos meses estaremos celebrando su presencia de nueva cuenta en la justa deportiva más importante del mundo.
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